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lunes, 3 de septiembre de 2018

El niño y la guitarra

Sentado en un espigón de la bahía de Fornells en Menorca, tocaba los tres acordes que desde hace tantos años me acompañan.

Un niño, que hubiera podido ser mi hijo, no llegaba a adolescente todavía, se sentó a mi lado a escuchar. Al cabo de un rato me pidió la guitarra y fui entonces yo quien tuvo el placer de disfrutar el arte de un muy joven virtuoso.

Cuando me la devolvió, segui tocando, un poco avergonzado, pues en cuanto a maestría musical, yo hubiera podido ser el hijo y él, el padre.

Amablemente quedó escuchando algunas de mis canciones, entrelazadas por trazos de conversación. Al partir se despidió con palabras de ánimo.

-Sigue practicando,- me dijo -eres un buen guitarrista.-



paulino_guitarra

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